Paula Palacios es una cineasta con una mirada social y comprometida. A lo largo de su trayectoria, ha explorado temas como la migración y los derechos humanos, plasmándolos en documentales que dan voz a quienes pocas veces la tienen. En 2021, su cinta Cartas mojadas, que aborda el drama de los emigrantes que intentan llegar a Europa cruzando el Mediterráno, fue candidata al Goya al mejor documental. En 2024 estrenó Mi hermano Ali, un proyecto que le llevó 12 años de filmación. La peculiaridad es que trata de una historia real que se ha ido construyendo paso a paso, siguiendo las indicaciones del destino. Un film que ha sido candidato al Goya a mejor documental en la pasada ceremonia celebrada en Granada.
Ali, protagonista del documental, encarna el viaje de tantas personas que abandonan su hogar en busca de un futuro mejor: huir de un país en guerra, dejar atrás a la familia y sostenerse entre el desaliento y la esperanza de un destino que nunca es como se imagina. Un sueño americano que no resulta tan glorioso.
Sobre este viaje íntimo y conmovedor conversan Paula y Ali en una entrevista realizada por el periodista Elio Castro.
Escúchala completa aquí:
Hay momentos en la película en los que Ali duda de querer seguir haciéndola. ¿Por qué? ¿De dónde nacen esas dudas?
[Paula Palacios pregunta a Ali en inglés]
Ali: Fue después de invitar a Paula a venir a los Estados Unidos. Nunca antes había tenido dudas. Pero era como «no quiero ser famoso», como que mi historia tampoco era algo grande, que no era interesante. Luego ella consiguió persuadirme y me explicó lo que significaba para ella. Nuestra amistad finalmente decidió hacerlo y estoy feliz por ello.
Paula: Yo creo que bueno, de repente, se vio en Estados Unidos cuando todo iba bien y al principio usó la película para que le ayudase a salir de Ucrania. Somos muy conscientes de ello y me parece totalmente lícito que me pidiera ayuda a través de la película. Pero cuando ya no le sirve, empieza a ver la realidad de «oye, que yo no soy famoso»… entonces es ahí cuando empieza a ponerse nervioso. Y tampoco sabía hasta qué punto la película podía o no pagarle. Eso está en la película; a él le cuesta mucho hablar del tema de dinero.
En la película se habla mucho del destino. De hecho, Ali dice: «El destino es algo que no podemos planificar». Y aunque quieras planificar, esta es una película que juega mucho con eso, ¿no?
A mí es lo que más me gusta del documental, el dejarte llevar y dejarte sorprender. Es verdad que para una directora, lo peor que puede pasar es el no poder prever. Pero también había una cuestión del destino en «Cartas mojadas», mi anterior trabajo, que tenía más que ver con las vidas a la deriva y la suerte que uno tiene de nacer en un país.
Entonces, el hecho de que sea un tema sobre migración de nuevo, aunque esté enfocado de otra manera y que se hable del destino desde otro sitio, me parece muy interesante porque efectivamente es una película que no sería la misma si hubiesen pasado otras cosas o si no nos dejásemos llevar.
¿Y Ali sigue creyendo en el destino?
[Paula Palacios pregunta a Ali en inglés y el chico responde]
Sí. Pase lo que pase, si hoy he dormido en esta ciudad, Valladolid, era porque tenía que venir. Si no, no hubiera venido aquí. Eso es lo que significa el destino. Lo que esté destinado para ti te atrapará. Lo que no es para ti, nunca lo conseguirás. Y estoy feliz porque he pasado muchas cosas cuando era joven; un montón de traumas. Pero mi religión me ha ayudado mucho a superar muchas cosas. Tal vez si no la hubiera conocido, no habría sido mi familia y no me habría ayudado a que ese sentimiento llegase más lejos.
Hay una cosa que me gusta mucho de la película y es la fascinación que tiene con América, con el sueño americano. En el documental se ven las dos caras del sueño americano. Entonces, os pregunto ¿por qué esa fascinación con América, que la encontramos en muchas personas migrantes?
Ali: Estados Unidos es un buen país que da oportunidades a la gente. Pero, creo que la mayoría de estadounidenses piensan que el sueño americano es solo un halcón o el gobierno. Los dos partidos, tanto demócratas como republicanos, están en el mismo punto de priorizar las necesidades del país, pero luego no tenemos atención médica gratuita como aquí en Europa o educación gratuita, y eso es algo de lo que la gente se está dando cuenta.
Entonces, Estados Unidos es un país de oportunidades, pero al mismo tiempo hacen que parezca que no hay vida. Solo tienes que seguir, trabajar y pagar facturas.
Paula: Este es el punto que más expectante estoy de ver. Tengo muchas ganas de ver la reacción del público aquí en España, porque creo que el sueño americano envuelve tanto que los europeos lo hemos comprado un poco. Entonces, cuando Ali da la espalda al sueño americano, hay un poco de juicio respecto a cómo puede rechazar esas oportunidades con la vida que tenía. Nosotros, como occidentales, creo que lo percibimos así y nos sorprende que no se agarre a eso.
En la película se ve, como el dice, que tiene que estudiar y trabajar y que eso es una esclavitud total, que no le compensa. Luego, desde la distancia, creo que hay parte de eso: que desde nuestra cultura, la europea, nos sorprende y que él lo toma con mucha más naturalidad.
Otra cosa que también me gusta del documental es la mirada. Él dice: «Yo tengo una mirada amplia y tú tienes una mirada corta de la vida.
Se mete conmigo.
¿Eso es algo que has descubierto o que te habrá hecho pensar, no?
Sí, es lo que decía antes. Creo que habrá habido momentos en donde he juzgado o, lo que yo pensaba que tenía que ser el plan de Ali al llegar a Estados Unidos y que él no iba cumpliendo.
Yo creo que Ali tiene una mirada muy diferente, eso está claro. De hecho, en cada conversación que tenemos hay bastantes rifirrafes, porque pensamos distinto. Y claro, a mí me ha hecho pensar un montón y por eso creo que el viaje es mutuo; él me ha enseñado muchísimo y yo espero haberle, no sé si enseñado, pero sí ayudado. Nos hemos acompañado en 12 años de nuestra vida que son como un trocito de nuestra vida ahí en la película.

